De cierta manera, podría parecer contrario a mis mejores intereses describir todas las formas en las que la vida me ha derrotado. Primero, está la incertidumbre sobre mi futuro y cómo voy a cuidar de mí mismo cuando mis padres ya no estén presentes. Sé que esto les preocupa, pero también me preocupa quién va a ayudar a cuidarme. Consideraría a mi hermana como la respuesta obvia, pero ella ha dejado muy claro que no quiere formar parte de esto. Recuerdo haber oído hablar a mis padres sobre esto y lo preocupados que se escuchaban cuando surgió el tema de mi cuidado. Probablemente pensaron que mi hermana se haría responsable de esto, pero con toda la hostilidad y angustia adolescente que tiene, parece poco probable. Saber que me considera una carga duele muchísimo, pero prefiero saberlo a que me engañen, o peor, que me internen en algún tipo de institución o centro donde no tenga derechos o no pueda opinar sobre cómo pasar mi tiempo.

Lo segundo es que me siento bastante solo en este momento. Me da mucho gusto haber podido ir a las clases normales de preparatoria y conocer a varias personas estupendas, pero también me pregunto cómo sería estar en una clase con mi gente, es decir, con personas autistas, y que nos enseñara un personal formado por personas autistas: como un tipo de Universidad Gallaudet autista o un colegio históricamente negro, como la Universidad Howard. El orgullo que siento por mi identidad es muy fuerte, así que imagínense qué se sentiría estar rodeado de cientos de personas autistas orgullosas y recibir asesoría de las personas que nos precedieron. Solo puedo imaginar y fantasear cómo sería esto. Sin embargo, no confundan mi sueño con las aulas de educación especial, ya que estas a menudo están dirigidas por un modelo de deficiencias que parece no tomar en cuenta que uno puede estar perfectamente satisfecho con una discapacidad. Visité una de estas aulas cuando era más joven y la falta de energía o alegría era tan deprimente que creo que me hubieran diagnosticado con depresión o trastorno por estrés postraumático en algún punto.

En tercer lugar, realmente quiero aprender a depender menos de otras personas y a empezar a controlar mejor mi ansiedad. Siento que la puedo controlar mejor que antes y mi estado de ánimo definitivamente ha mejorado, pero todavía tengo muchísimos rituales que vuelven loca a mi familia. Espero que, mientras siga tomando medicamentos y simplificando mi vida, duerma bien, me ejercite y escuche buenos libros en Audible, mi ansiedad estará mejor controlada y no me sentiré tan estresado.

En realidad, estas son las únicas cosas que me hacen sentir mal de vez en cuando. En general, me va bastante bien. Tomando en cuenta que mi vida era muy diferente hace apenas cinco años, ¿quién sabe qué otras experiencias me esperan en el futuro? Por ejemplo, estoy esperando a ver si aceptan mi solicitud para formar parte del Interagency Autism Coordinating Committee (IACC, Comité Interinstitucional de Coordinación sobre el Autismo). Si esto ocurre, creo que sería el primer autista con poca comunicación verbal en ser incluido. Esto quiere decir que podría compartir mi perspectiva con otras personas que le dan asesoría al gobierno con respecto a la financiación de investigaciones sobre el autismo y, esperemos, dirigir la atención hacia problemas como la planificación futura, la vida independiente y cómo reducir la soledad de las personas que tienen una discapacidad. Para mí, esto sería una oportunidad increíble y espero tener buenas noticias en los próximos meses.


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